Nacidos en polos opuestos, la moda y el outdoor han tenido siempre una curiosa relación que en ocasiones les ha llevado al mismo lugar. Mientras una necesita constantes novedades cada temporada, el otro busca una funcionalidad que le obliga a investigar nuevos materiales, nuevos diseños, que son aceptados por otras corrientes estéticas. Marcas como Moncler, C.P. Company o Stone Island tienen un pasado (y un presente) centrado en el rendimiento en condiciones extremas, aunque han evolucionado a otros ambientes.
Hay otro tipo de acercamiento, cuando la moda busca el outdoor como elemento de antimoda, como el contrapunto funcional a sus propuestas estéticas. Cuando Virgil Abloh deconstruye Arc’teryx, cuando Gucci busca a The North Face o cuando Boris Bidjan reinventa Salomon, están creando a partir de la descontextualización. El streetwear siempre ha manejado con habilidad esa aparente contradicción convirtiendo en imagen de la calle artículos diseñados para un contexto muy diferente.
La búsqueda del contacto con la naturaleza es la chispa que ha conseguido que muchos se acerquen sin miedo a nuevas marcas, iniciando una tendencia que promete ser de largo recorrido. El camino transitado por el streetwear es el nuevo sendero del outdoor.